¿Por qué no me apetece tener relaciones sexuales?
Aunque esta es una pregunta que no muchas veces se escucha en nuestros encuentros sociales o con amigos, es una situación muy común y por la que cada vez llega más gente a nuestras consultas.
Esta sensación o dificultad recibe varios nombres: DSH (deseo sexual hipoactivo), falta de deseo erótico, poca líbido, inapetencia sexual, bajo deseo sexual, disfunción en la fase del deseo, y un largo etcétera.
No podemos olvidar que la función sexual viene definida por el modelo de sexualidad que tenemos, que suele coincidir con el que se nos transmite cultural y socialmente. En nuestra cultura lo que más se sigue valorando es la práctica sexual que incluye los genitales y la penetración. Si esta práctica falla, ya que sería la práctica funcional, se habla a veces de disfuncionalidad. Y esto creo que deberíamos empezar a cuestionárnoslo, ya que hay tantas formas de vivir nuestros encuentros eróticos como personas somos, y no podemos simplificar éstos en una única práctica sexual.
Nuestro deseo erótico no es algo estático, habrá temporadas que tengamos mucho apetito y otras que tengamos poco o incluso nulo, sin que esto tenga que suponer ningún problema o disfunción.
Una vez aclarado que se puede ser feliz tanto con niveles altos, bajos o incluso nulos de deseo erótico, debemos señalar que los cambios en el mismo o la apetencia sexual se pueden deber a múltiples factores. Algunos de ellos pueden ser:
- Alteraciones neuroendocrinas (hipotiroidismo, enfermedades que afectan a la hipófisis, etc) u hormonales.
- Enfermedades metabólicas, como la diabetes.
- Uso de fármacos que influyen directamente en la respuesta sexual humana. Por ejemplo, algunos antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
- Consumo de sustancias psicoactivas (drogas).
- El estrés, los problemas laborales y los periodos de mucha exigencia.
- El embarazo y nacimiento de un hijo.
- Un autoconcepto corporal negativo.
- Experiencias anteriores displacenteras.
- Crisis o problemas de pareja.
- ……
Es muy común que cuando nos sentimos así, formulemos excusas para evitar los encuentros eróticos en pareja, como evitar acostarse a la misma hora; pero muchas veces esto que nos protege del encuentro temido genera con frecuencia culpabilidad por no dar respuesta a lo que se le presupone a la pareja, y lleva consigo un malestar mayor.
A veces también se ponen en juego las expectativas de cada individuo. De tal manera que uno puede querer tener relaciones eróticas todos los días y el otro no. Entonces esto puede generar que el que no recibe se siente rechazado lo que va afectando a su autoestima y a veces sin darse cuenta a la comunicación diaria de la pareja.
Disfrutar de un cuerpo es abrazarlo, acariciarlo, besarlo y también ofrecerse a ser abrazado, acariciado y besado, por lo que ofrecerse al encuentro erótico con el otro implica una intimidad. Y esto de mostrarse ante el otro implica reconocer cierta vulnerabilidad y sentirse expuesto a veces. Vencer esa sensación puede dar lugar a una comunicación erótica mucho más auténtica de la que poder disfrutar.