Un lugar para la sorpresa

Un lugar para la sorpresa

Actualmente, vivimos inmersos en una dinámica social en donde, parecería, que el aburrimiento es experimentado como un fracaso. Una sociedad que empuja al disfrute, al goce sin límite, a la felicidad permanente cuando no a tratar de llenar el vacío mediante objetos de consumo.

Sin embargo, la posibilidad de una tal felicidad demuestra ser una creencia ilusoria, ya que, lógicamente y por varios motivos, para el ser humano es imposible un goce sin límites. Además, uno de los riesgos más frecuentes para quienes, pese a todo, deciden ir en busca de ese estado de satisfacción absoluta suele ser, por paradójico que resulte, alejarse y desorientarse respecto del propio deseo.

Deseo que, recordemos, sólo puede emerger si algo nos falta, ya que, por ejemplo, imaginemos una vida en la que tuviéramos todo cuanto deseamos, que estuviéramos al 100%, ¿acaso surgiría la necesidad de levantarse cada mañana en búsqueda de algo nuevo por aprender si estuviésemos completamente satisfechos?

Por otro lado, es relevante pensar la dinámica actual, en la que se premia el estar siempre activo sin haber un tiempo para la reflexión, así como para el encuentro con lo sorpresivo que en cada uno de nosotros pueda darse.

Si bien, en nuestra consulta de Psicoterapia Psicoanalítica y Familiar (CPPF) apostamos por dar cabida a la sorpresa, abrir un espacio en el que el paciente pueda encontrarse con lo inesperado, lo que apunta a su deseo y de este modo empezar a trazar su camino.

Cabe decir, que en estos tiempos convulsos pese a todo tenemos la posibilidad de crear un espacio propio donde dejar de lado la presión social que nos empuja a la satisfacción permanente.

 

Referencias bibliográficas:

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