sobre la muerte y el suicidio

Un espacio para hablar sobre la muerte y el suicidio

A propósito del reciente seminario Dialogando con Adolfo Berenstein sobre la muerte y el suicidio, acompañado de la presentación de la psicoanalista Carmen Rodríguez Rendo y coordinado desde la Asociación Madrileña de Psicoterapia Psicoanalítica (AMPP), se ha elaborado el siguiente artículo.

Hablar sobre la muerte y el suicidio no resulta sencillo por lo que para cada uno pueda implicar y por lo que implican en sí mismo, sin embargo, en la medida que se nombran y se hablan estas palabras, los hechos que entrañan y las imágenes que se conforman la carga de angustia se reduce. Ante la epidemia que estamos atravesando, la muerte se ha hecho presente así como el suicidio ha aumentado considerablemente, por lo que se hace necesario pararse a reflexionar sobre estas dos cuestiones.

La muerte de un ser querido trae un dolor que es difícil de elaborar y en un primer tiempo solo puede ser experimentado, y es que no terminamos de estar preparados para un acontecimiento de tal envergadura. Además, con la muerte del otro no sólo perdemos a esa persona sino que una parte de nosotros se va con él, de este proceso no terminamos de ser conscientes y sin embargo, ocupa un lugar clave para que el abordaje del duelo se lleve a cabo. La muerte del otro nos expone a la desnudez que nos habita como seres humanos, y es en el proceso del duelo que el sujeto puede de nuevo enganchar con la vida. El tiempo del duelo es íntimo y particular en cada individuo y a veces trae otros procesos de duelo no transitados, por lo que llevará más tiempo.

Es diferente cuando la muerte viene dada por un proceso natural como puede ser una enfermedad, la propia vejez, etc., a cuando se produce porque es la propia persona la que decide quitarse la vida, entonces estaríamos hablando del suicidio. La palabra suicidio aparece en el siglo XVII proveniente del latín suicidium formado de Sui (de sí, a sí) y Cidium (acto de matar, del verbo caedere = cortar y matar), denotando la acción de quitarse la vida. La persona que decide suicidarse podría decirse que es porque aparece un sentimiento de desesperanza tan insoportable que le imposibilita continuar con su vida. Si bien, es importante escuchar qué se está removiendo en particular en cada persona que decide poner fin a su vida.

A veces, ante el enigma que trae el suicidio, algunos profesionales de la salud deciden atribuirlo a la psicopatología, quizá para rebajar su angustia de no saber y creer que de ese modo habrá una cura universal para evitar la muerte. Sin embargo, de esta manera se pierde la subjetividad, lo diferente que hay en cada persona que está haciendo que su camino tome una determinada dirección.

Desde nuestra Consulta de Psicoterapia Psicoanalítica y Familiar (CPPF), se ofrece un espacio al paciente para que este encuentre una manera de estar de un mejor modo en la vida pero también, se escucha a la muerte cuando esta aparece, no se la niega, y a veces la muerte irremediablemente vence a la vida. Es el encuentro que se produce en una terapia psicoanalítica, entre paciente y terapeuta, un encuentro que habla de amor, que puede recuperarse la esperanza por vivir, así como, dar un lugar a la desesperanza sin que esta se haga tan insoportable para el sujeto que le lleve a tomar la decisión de suicidarse.

 

Referencias bibliográficas:

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