El auge de las pantallas durante el confinamiento

El auge de las pantallas durante el confinamiento

El fenómeno multipantalla

El elevado consumo de las pantallas no resulta novedoso puesto que ya venía produciéndose, sin embargo, ante esta situación de pandemia se ha dado algo genuino: las tecnologías se han convertido en el medio casi exclusivo para comunicarnos y es que el tráfico de internet ha crecido durante este estado de alarma un 80% según los datos ofrecidos por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Por lo que es interesante preguntarnos: ¿qué efectos ha podido tener este cambio en cada uno de nosotros así como en el espacio de la terapia?

La tecnología ante el aislamiento social nos ha ofrecido la posibilidad de comunicarnos con amigos, familiares y parejas a través de nuevas plataformas cada vez más sofisticadas que han surgido en este tiempo (Zoom, Meet, por ejemplo). Además, en algunos casos ha permitido el teletrabajo y el seguimiento de los estudios, con las ventajas e inconvenientes que cada uno ha podido encontrarse. Pero sin duda, podríamos pensar que uno de los mayores beneficios ha sido el despliegue de videoconferencias, rutinas deportivas, conciertos, museos online que han facilitado el acceso inmediato a la cultura y al ocio.

También, ha permitido la comunicación entre aquellos que han tenido un familiar ingresado en un hospital por COVID-19, pudiéndose paliar parcialmente la soledad, el sufrimiento así como ofreciendo la posibilidad de compartir experiencias.

Si bien, estaríamos de acuerdo en que  las pantallas no han podido suplir el abrazo, el beso, la mirada que nos puede proporcionar el encuentro directo con el otro. Así como la movilidad a otros espacios, quedando especialmente afectadas las familias que viven en pisos más pequeños. Y ante esta nueva forma de convivencia se han podido desplegar diferentes sintomatologías como: angustia, irritabilidad, dificultades para dormir, alteraciones en la comida, discusiones, desesperanza, incertidumbre, estrés, etc.

Por lo que, podemos pensar que la capacidad para adaptarse ha variado en cada persona en función de sus circunstancias y de si ha contado con más o menos recursos. En este último apartado podemos incluir el tratamiento psicológico con el que han contado aquellas personas que ya venían desarrollando una psicoterapia así como los que por primera vez la han solicitado, no quedando este espacio exento de cambios ante esta nueva situación de pandemia.

La psicoterapia psicoanalítica que ofrecemos en CPPF tiene un encuadre específico que se acuerda a través de un pacto al comienzo de la terapia de cada paciente. Este consiste en establecer un marco espacio-temporal que dé lugar al despliegue de la transferencia y la contratransferencia. Se da una relación asimétrica, que no directiva, permitiendo al paciente hablar libremente de aquello que se le pase por la mente a través del método de la asociación libre y al analista escuchar, bajo la regla de la abstinencia, los efectos del inconsciente que emerjan en el espacio de la terapia. Estos efectos serán: los lapsus, los actos fallidos, ciertos elementos del sueño y del síntoma ya que en estos reside la conflictiva y las fantasías inconscientes del paciente. Y es que, el paciente no sabe qué sabe sobre su inconsciente, y será a través de la interpretación del terapeuta y otras técnicas, que este vaya descubriendo sobre su inconsciente y así se brinde la posibilidad de inventar nuevas salidas diferentes a las del síntoma como por ejemplo la capacidad creativa.

Entonces, podemos preguntarnos: ¿qué ha supuesto el cambio de la terapia psicoanalítica presencial a la terapia online?

En nuestra práctica psicoanalítica hemos encontrado una variedad de respuestas por parte de los pacientes frente a esta nueva modalidad de terapia: algunos han accedido al nuevo método de terapia online sin inconvenientes, otros han preferido esperar a la vuelta presencial de la terapia y por último, algunos pacientes que en un principio habían rechazado la terapia online han terminado solicitándola. Este último fenómeno se ha producido especialmente en los adolescentes, dato merecedor de estudio en la práctica analítica.

Por tanto, podríamos decir que el encuadre psicoanalítico se ha mantenido en diversos aspectos como: la escucha del caso por caso, es decir, la escucha particular, singular a cada paciente dando así espacio para la producción subjetiva, incluso nos hemos encontrado con pacientes que han comenzado a hablar de aspectos de su historia que hasta entonces no se habían atrevido a hacerlo.

Sin embargo, se han producido cambios significativos que no podemos pasar por alto como psicoterapeutas, como por ejemplo: el cambio del espacio analítico y la falta de la presencia analista-analizante. Respecto al espacio hemos encontrado que la mayoría de los pacientes han logrado encontrar un espacio íntimo y confidencial dónde poder hablar, si bien, la ausencia de la presencia entre terapeuta y analista ha marcado una diferencia, y es que el encuentro con lo real, con el cuerpo a cuerpo se pierde, siendo este relevante para la cura. Además, ante la situación de desescalada y por tanto, de la posibilidad de volver al tratamiento presencial nos estamos encontrando ciertas dificultades y resistencias, puesto que el encuentro con lo real produce angustia, extendiéndose esto a otros reencuentros más allá del espacio paciente-terapeuta.

Por ello, nuestra Consulta de Psicoterapia Psicoanalítica (CPPF) ofrece la posibilidad de escuchar las angustias, temores que en cada persona pueden estar desplegándose ante la nueva salida, puesto que la situación que hemos atravesado y seguimos atravesando ha supuesto un impacto en todos nosotros y en el espacio terapéutico permite recogerlo, pudiendo así realizar un trabajo elaborativo de la situación traumática en cada uno de los pacientes. Además, ofrecemos tratamientos tanto individuales a niños, adolescentes y adultos, así como a familias y parejas. Contando también, con un servicio de psiquiatría para aquellas personas que requieran la combinación de ambos tratamientos.

 

Referencias bibliográficas: