En el último año se ha producido un aumento de la demanda psicológica, siendo la mayoría de las consultas por síntomas de ansiedad y depresión de acuerdo a los datos presentados por la encuesta de la Asociación Americana de Psicología (APA) en la que han participado 1.787 psicólogos.
La pandemia que aún sigue vigente, ha tenido efectos en todos nosotros, sin embargo, en cada persona se ha producido una respuesta particular ante las dificultades a las que ha tenido que hacer frente. En algunos casos, se ha producido un agravamiento de síntomas que ya presentaban, en otros ha servido para disponer de un tiempo para parar e inventar soluciones ante las nuevas dificultades, y en otras personas ha aparecido una sintomatología nueva.
Entre nuestros pacientes, encontramos distintos motivos que les llevan a empezar una terapia, pero a nivel general, podría apreciarse que cuando se produce un desajuste importante en la vida de la persona se toma la decisión de comenzar un proceso de terapia.
Pero, ¿qué podría llevar a que se produzca una ruptura del equilibrio en la vida de un individuo?
Por un lado, escuchamos causas más evidentes que son las que manifiesta el paciente cuando llega a consulta, entre las que podrían estar; el despido repentino en un trabajo, la ruptura de una pareja, la pérdida de un ser querido, etc. Trayendo estas experiencias una respuesta más o menos sintomática en función de la persona, como; angustia, dolor, estrés, etc.
Sin embargo, tras esta causa más evidente, hay conflictos inconscientes que se han puesto en juego y el paciente cuando acude a consulta no sabe de ellos. Cuando un paciente llega a terapia suele venir aquejado porque lo que le venía funcionando ya no le funciona. ¿Pero qué es lo que ha dejado de funcionar? Desde el psicoanálisis se entiende que sería su manera de gozar, de estar más o menos estable en la vida. Por ejemplo: un paciente que más o menos venía colmando su vacío con una pareja, de pronto se produce una ruptura con su partenaire y se encuentra con ese vacío el cuál no sabe manejar.
En una psicoterapia psicoanalítica se escucha qué ha producido esa ruptura en la vida del paciente, lo que le hace encontrarse con ese vacío, vacío que todos tenemos ya que estar completamente satisfechos no es posible. Este camino lleva tiempo, y es que las personas tratan de sostener la ilusión de que si es posible llenar el vacío siendo esta lucha la que les hace enfermar, puesto que se encuentran con que la satisfacción plena no es posible de alcanzar.
Aceptar que la vida supone esfuerzos, pérdidas, responsabilidades, supone renunciar a una posición infantil de que todo se puede. Desde pequeños, a través de las películas nos han hecho creer que hay una meta en la que la felicidad absoluta se logra, nada más lejos de la realidad, y es que, la felicidad va y viene, y la vida no es un camino de rosas ni tampoco es lineal.
En nuestra Consulta de Psicoterapia Psicoanalítica y Familiar (CPPF), se acompaña a que el paciente haga este proceso de duelo, abandonando la posición infantil para adoptar una postura más adulta que le haga aceptar que el sufrimiento es inevitable y con ello, encuentre una manera propia de manejárselas con él.
Referencias bibliográficas:
- Consejo General de Psicología en España (2021). Aumenta la demanda de tratamientos psicológicos para ansiedad y depresión como consecuencia de la pandemia, encuesta de la APA.
- Martínez, L. (2018). Madurar es aceptarse. Psicodinamika.
- Martínez, L. (2017). ¿A qué se va al psicoanálisis? La angustia. Psicodinamika.