En el siguiente artículo abordábamos el tema del duelo, ya que como consecuencia de la pandemia las pérdidas se han agudizado, especialmente las de seres queridos. Sin embargo, en este artículo queremos invitar a reflexionar sobre diferentes pérdidas que transitamos a lo largo de la vida y que requieren la elaboración de un duelo para poder seguir avanzando.
El duelo suele ser un proceso que sobreviene a la pérdida de un ser querido, y sin embargo, el fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, en su escrito Duelo y melancolía (1917, [1915]), elabora una definición en la que precisa que este puede deberse a diferentes pérdidas y que no siempre la respuesta que acontece es la del duelo:
“El duelo es por regla general, la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc. A raíz de idénticas influencias, en muchas personas se observa, en lugar de duelo, melancolía.” (Freud, 1917, [1915])
Esta definición nos permite pensar que son múltiples las pérdidas que nos vamos encontrando en nuestra trayectoria vital y que el grado de afectación así como el tipo de respuesta, se verán influidos por la historia infantil y las particularidades propias de cada individuo.
Entre las pérdidas que se podrían dar nos encontramos: el fallecimiento de un ser querido, la ruptura de pareja, de amistad o con un familiar, la pérdida de algún órgano por lesión o enfermedad, la de una función psíquica, el despido en un trabajo, el cambio de residencia etc. Si nos paramos a pensar a lo largo de un mismo día atravesamos muchas más pérdidas de las que somos conscientes y, sin embargo, este es el motor que nos permite seguir avanzando, puesto que si ya lo tuviéramos todo no habría deseo por seguir buscando y aprendiendo. No obstante, hay pérdidas que tienen más peso psicológico para la persona y requieren de más tiempo para ser elaboradas, como puede ser el fallecimiento de un ser querido.
En el proceso de una terapia psicoanalítica encontramos entre nuestros pacientes cómo van atravesando diferentes pérdidas, algunas más dolorosas que otras. Entre estas, algunas tienen que ver con el mismo proceso de la terapia psicoanalítica, y es que, muchos de los pacientes vienen colocados en una posición que hasta entonces les había funcionado pero ya no, generándoles mucho sufrimiento e impulsándoles a consultar con un psicólogo. Podríamos pensar entonces, que el inicio en una terapia comienza con una pérdida, sin embargo, al resultarles tan familiar este modo de funcionamiento no les será fácil abandonarlo, de ahí la repetición que aparece en terapia. Por lo que, para que se dé un cambio a un modo de funcionamiento menos sufriente y más adulto, entendiendo por adulto la capacidad para hacerse cargo de sus decisiones y de las consecuencias que no siempre van a ser agradables, es preciso que se haga un trabajo de duelo por la manera en la que se venía funcionando hasta entonces.
Desde nuestra Consulta de Psicoterapia Psicoanalítica y Familiar (CPPF), estamos comprometidos con el trabajo del duelo, acompañando al paciente en un momento tan delicado y doloroso, en el que además, a cada sujeto le lleva un tiempo diferente, pero siendo conscientes de que para volver a recuperar la capacidad de implicarse en la vida es imprescindible hacer el duelo por lo que se perdió.
Referencias bibliográficas:
- Lutereau, L. (2021). No hay amor sin duelos. La palabra y el vínculo.
- Freud, S. (1917, [1915]) Duelo y melancolía. Obras completas, 14, 235-255.